PRINCIPIOS DE LA PLANEACIÓN
Los principios en el proceso
administrativo son muy importantes para poder
aplicar cada uno de los elementos que lo forman. Un principio es una
proposición que se formula para que sirva de guía a la acción (Mercado, 1995). Aunque no hay dos empresas que sean idénticas, hay ciertos
principios comunes a todas ellas. Sin embargo, su aplicación tiene que variar
por necesidad, para ajustarlos a las circunstancias individuales.
Los principios de la planeación son
verdades fundamentales de aplicación general que sirven como guías de conducta
a observarse en la acción administrativa. Siendo los siguientes:
Principio de la universalidad. La planeación debe comprender suficiente cantidad de factores como
tiempo, personal, materia,
presupuesto
etc. de tal manera que al desarrollar el plan sea suficiente.
Principio de racionalidad. Todos y cada uno de los planes deben estar fundamentados
lógicamente, deben contener unos objetivos que puedan lograrse y también los
recursos necesarios para lograrlos.
El principio de la precisión. Los planes no deben hacerse con afirmaciones vagas y genéricas,
sino con la mayor precisión posible, porque van a regir acciones concretas. Cuando
carecemos de planes precisos, cualquier negocio no es propiamente tal, sino un juego
de azar, una aventura, ya que, mientras el fin buscado sea impreciso, los
medios que coordinemos serán necesariamente ineficaces, parcial o totalmente.
Siempre habrá algo que no podrá planearse en los detalles, pero cuando mejor
fijemos los planes, será menor ese campo de lo eventual, con lo que habremos
robado campo a la adivinación. Los planes constituyen un sólido esqueleto sobre
el que pueden calcularse las adaptaciones futuras.
El principio de la flexibilidad. Dentro
de la precisión establecida en el principio anterior todo plan debe dejar
margen para los cambios que surjan en éste, ya en razón de la parte
imprevisible, ya de las circunstancias que hayan variado después de la
previsión. Este principio podrá parecer a primera vista, contradictorio con el
anterior. Pero no lo es. Inflexible es lo que no puede amoldarse a cambios
accidentales; lo rígido; lo que no puede cambiarse de ningún modo. Flexible, es
lo que tiene una dirección básica, pero que permite pequeñas adaptaciones
momentáneas, pudiendo después volver a su dirección inicial. Así una espada de acero
es flexible, porque doblándose son romperse, vuelve a su forma inicial cuando
cesa la presión
que la flexiona. Todo plan preciso debe prever, en lo posible, los varios
supuestos o cambios que puedan ocurrir:
Ya sea fijando máximos
y mínimos como una tendencia central entre ellos, como lo más normal; Ya
proveyendo de antemano caminos de substitución para las circunstancias
especiales que se presenten, ya establecido sistemas
para su rápida revisión.
El principio de la unidad. Los
planes deben ser de tal naturaleza, que pueda decirse que existe uno sólo para
cada función; y todos los que se aplican en la empresa deben estar, de tal modo
coordinados e integrados, que en realidad pueda decirse que existe un solo plan
general". Es evidente que mientras haya planes inconexos para cada
función, habrá contradicción, dudas, etc. Por ello, los diversos planes que se
aplican en uno de los departamentos básicos: Producción, ventas,
finanzas
y contabilidad,
personal, etc., deben coordinarse en tal forma, que en un mismo plan puedan
encontrarse todas las normas de acción aplicables. De ahí surge la conveniencia
y necesidad de que todos cooperen en su formación. Si el plan es principio de
orden requiere la unidad de fin, es indiscutible que los planes deben
coordinarse jerárquicamente, hasta formar finalmente uno sólo.
El principio de factibilidad. Lo
que se planee debe ser realizable; es inoperante elaborar planes demasiado
ambiciosos u optimistas que sean imposibles de lograrse. La planeación debe
adaptarse a la realidad y a las condiciones objetivas que actúan en el medio
ambiente.
El principio de compromiso. La planeación debe
comprender un periodo en el futuro, necesario para prevenir, mediante una serie
de acciones, el cumplimiento de los compromisos involucrados en una decisión.
Este principio indica que la planeación a largo plazo es la más conveniente
porque asegura que los compromisos de la empresa encajen en el futuro, quedando
tiempo para adaptar mejor sus objetivos y políticas a las tendencias
descubiertas, a los cambios imprevistos.
Principio de factor limitante. En la planeación se
hace necesario que los administradores sean lo suficientemente habilitados para
detectar los factores que puedan llegar a limitar o a frenar el alcance de los
objetivos perseguidos por la empresa. En este principio se resalta la
importancia de la objetividad en el momento de tener que escoger entre
diferentes cursos de acción o diversas alternativas para llegar a un fin.
Principio de inherencia. La programación
es necesaria en cualquier organización humana y es propia de la administración.
El estado
debe planificar la forma de alcanzar sus objetivos, fijando siempre metas
mediatas o inmediatas. Planificar conduce a la eficiencia y otorga la
posibilidad de ofrecer respuestas oportunas a los cambios sociales.
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